El día anterior Pablo, Raquel y el que escribe ya nos pegamos 11h en la travesía Petit Pic-Gran Pic del Midi d'Ossau. Ya la había realizado unos años antes, pero aún así costó encontrar la canal de subida al Petit Pic, así que se alargó la cosa...
Al día siguiente tocaba viajar, recogemos a César, que el día anterior no pudo venir por compromisos familiares. A eso de las 14:00 llegamos a las Granjas de Astau, en la zona de Bagneres de Luchón, para dirigirnos al Refugio de Spingo.
La subida al refugio es muy agradable. Una pista larga y ancha, GR-10, apta para coches casi hasta el Refugio del Lago de Oô. No hay pérdida.
Bordeamos la presa por la izquierda y ascendemos entre el bosque. A unos 1800m el GR-10 da un giro brusco a la izquierda. Seguiremos recto para dirigirnos al collado que da acceso al Lago de Spingo y su refugio, pequeño pero muy confortable y cena abundante. Quayrat, Lezat y Spingo.
Al día siguiente salimos todavía de noche. La jornada va a ser larga y con mucho desnivel.
Llegamos al Refugio del Portillón tras 600m de desnivel. Dejamos cosas inservibles para la ruta de hoy ya que vamos a dormir allí. Cruzamos la presa para dirigirnos al collado del Portillón de Oô.
La subida al Portillón es uno de los pasos más expuestos de la jornada. Hay que tratar de evitar pisar el glaciar, dónde aflora el hilo duro por la ausencia de nieve en estas fechas. La parte final son canales descompuestas bastante empinadas... mejor subir que bajar.
Casi todas las reseñas que encontramos hacen la cresta en sentido contrario, pero las condiciones del glaciar no son las mejores. El guarda del Refugio del Portillón nos lo aconsejó y así lo hicimos. Tras unas trepadas fáciles llegamos a la primera cima. Pico del Portillón de Oô 3050m.
Pablo a plena cresta, valiente, demasiado en ocasiones diría yo. Esta primera parte de la cresta es donde recaen las mayores dificultades técnicas.
Pasos muy aéreos aunque con buenos agarres y buena roca. Todavía no hemos sacado la cuerda, aunque llevamos los arneses puestos desde el collado por si las moscas.
Pequeño resguardo donde encontramos algunas chapas, de esas que deberían estar en los cementerios y no en parajes tan salvajes como éstos.
La arista se va estrechando cada vez más, hasta llegar al punto dónde realizaremos un rápel de unos 16-17m.
Pablo investiga la fina arista que lleva al paso más complicado del día. Viene justo después del rápel, que de subida sería un III. Se puede pasar a caballo o en bavaresa, unas veces hacia Oô y otras hacia Estós. Al final se aprecia como una pared corta la progresión.
Un fisurero empotrado marca la subida por la fisura a la derecha. Ojo que no es tan fácil como parece, un par de pasos duros hasta pillar la laja de arriba y ya... pero hay que llegar. César y Raquel en la reunión o rápel si se va del revés. Poco más arriba llegamos ya a la cima del Pequeño Pico del Portillón 3000m.
Refugio de Estós.
Pasamos por la cima principal del día, el Seil dera Baquo 3110m. Y ya sólo poco más que caminar hacia el Cap de la Baquo Or. 3103m y al Occ. 3097m.
Pasamos por el Pico Audoubert 3045m, que parece que ya no lo catalogan un 3mil en la nueva guía de los 3miles.
Nos encaminamos hacia el refugio ya, dirección al collado que nos separa de la Tusse de Montarque, donde se divisa un pluviómetro. Sin subir a la cima trazamos horizontalmente por debajo de ella. Estas banderitas naranjas nos ayudaron bastante a seguir el itinerario más corto.
Cresta del día siguiente, las Agujas de Lezat.
Nos levantamos a las 5pm, el día va a ser largo. Repetimos parte del camino de ayer aún a oscuras. Con la ayuda del gps nos desviamos hacia el collado de Literola.
Raquel observa el collado de Literola o del Estraperlo. Nombre que define perfectamente el uso de ese collado hace no muchos años atrás...
Entramos directamente a la Punta Mammy, por esa canal evidente de IIIº. A la derecha quedan los Cabriolules y a la izquierda la Punta Mammy 3048m, la primera del día.
Hay gente que afirma que, si te da tiempo a sacar buenas y bonitas fotos te ha faltado mucho para vivir una buena aventura. Bien pues eso pasó esta vez, tan concentrados fuimos que se nos olvidaron las fotos, haré lo que pueda.
Después de la Punta Mammy nos encaminamos hacia el primer punto crítico, un primer rápel que, para hacerlo más cómodo y evitar rozamientos lo alargamos hacia la vertiente de Lys. De unos 20m de longitud.
Seguimos ya encordado prácticamente toda la cresta, a veces a ensamble y otras a largos. Pasando la cuerda entre los bloques deberá ser suficiente, sino se nos puede hacer eterno. Poco más adelante pasaremos por la Punta Lacq 3010m.
Pasamos de rock&roll a harcore del duro. La arista se afila como el cuchillo de Jack. Destrepes de hasta IIIº, tendrán tu mente activa 120%, a veces se puede echar la cuerda si no se está seguro. Bloques buenos y malos los hay por todos lados, elige los buenos!
Pablo y César nos persiguen. Hemos pasado ya un primer gendarme que nos tapona el paso, con un pequeño destrepe lo bordeamos por la vertiente de Lys, hasta llegar al famoso Gendarme Blanco. Lo superamos por la vertiente contraria (patio elegante), con la ayuda de un clavo y algún friend que tendremos que poner. Salimos recto por un paso un pelín desplomado hasta el filo y montamos reu para asegurar a los demás.
Vista atrás a Pablo y César después de superar el Gendarme Blanco.
Después bajamos a una especie de collado. La ruta sigue recta, pero la perspectiva nos engaña así como la reseña que llevamos, que indica unas terrazas al Valle de Lys que seguimos.
Hasta divisar una fisura IVº. César escala por la fisura, justo encima está la primera aguja. Repito, la ruta más fácil va a plena cresta IIIº.
En principio ya hemos pasado las dificultades, no sería preciso usar la cuerda salvo en algún punto concreto. Poco más adelante de la primera aguja nos presentamos con otra duda que nos genera otra hora perdida. Lo miramos por derecha, izquierda y de frente. Derecha no, de frente hay algún paso corto pero difícil. Así que destrepamos horizontalmente a la vertiente de Astau y remontamos una canal-espolón algo descompuesta de IIIº hasta la cima de la segunda aguja.
La fiesta de las embarcadas no acaba aquí. Llegamos ante el famoso muro que parece inaccesible. La clave está en bajar la canal hacia la vertiente de Astau, unos 30m o más. Y luego remontar por una pared descompuesta por una canal evidente, sin salirse como hicimos notros a la izquierda, hasta la tercera aguja. Cuando llegamos a la altura de César y Pablo, este ya estaba enriscado y bloqueado. Otra hora perdida. Después de la aguja, bordearemos vertiente de Lys, para subir un paso de bloque físico y expuesto de cojones, sacar la cuerda anda, que no cuesta na...
Pasamos la tercera aguja y bajamos a otra canal, la de la ruta normal que pasa por la cuarta y última aguja hasta el Lezat, que tienen ya ahora si un terreno bastante más amable. Abandonamos en este punto. Mucha tensión y la hora no nos hace dudar a nadie sobre la decisión. Así llegamos a las 18:30h al refugio.
La bajada a las Grajas de Astau se hace interminable, llegamos casi a media noche y aún hay que volver a casa.
A veces la intuición es mala compañera, y las buenas reseñas funcionan mejor que la mente de una persona que nunca ha estado allí, como las nuestras, y las reseñas o eran malas o no las supimos interpretar. Después de haber superado las grandes dificultades de la cresta no supimos leer las más, en teoría, fáciles, y nos complicamos la vida demasiado.
Con esto quiero decir que, a veces, una buena reseña vale más que un montón de intuiciones, porque aunque al final la intuición funcione... el tiempo pasa, muuuyy deprisa.
Os dejo un vídeo de aquel finde, no se nos olvidará fácilmente, y a pesar de todo, tendremos que volver a disfrutar de una de las crestas más guapas del Pirineo sin duda.